Supongo que todos, por muy perdidos que nos sintamos, nos reservamos un norte, un centro del universo donde nunca sentimos que perdemos el equilibrio. Para mí ese centro es mi aldea, donde reposan los orígenes de mi familia.
Hoy Rabadeira se va quedando en silencio, va reposando en el tiempo como un viejo cansado que ya solo sale de paseo en los pocos días de sol de verano, que se sienta a recordar junto al fuego en los largos y lluviosos días de invierno. La memoria del sueño infantil se va perdiendo pero queda el silencio, que siempre susurra memoria casi sin querer, de repente, durante un pequeño paseo.
Haciendo fotos en el pueblo que me vió nacer y crecer, he recordado una de mis canciones favoritas, una tremenda canción del gran Bruce Springsteen, cuyas canciones, no sé muy bien como, me devuelven a mis orígenes. Os dejo un link para que la disfrutéis mientras observáis la galería de fotos.