Recuerdo que al poco de llegar al Sur y reencontrarme con mis amigos italianos sentì que de alguna manera vivirìamos el resto de nuestras vidas conectados, que seguirìan adelante nuestros caminos separados pero siempre con un vìnculo espontàneo que se extenderìa en el tiempo.
Me imagino a Bruna en su deseada vida parisina viviendo en un apartamento en torno a un patio comunal, jardìn y gatos callejeros incluidos, escribièndome un e-mail e invitàntodome a pasar unos dìas. Me imagino a Antonio hablàndome por telèfono de su prometida y hacièndome jurar que el pròximo verano acudirè a la boda. Inmediatamente contactarìa con Leone, completamente informado de la noticia del enlace. Estarìamos un rato bromeando sobre la perdiciòn del matrimonio y de como podemos organizar una buena despedida a nuestro desgraciado amigo.
Es imposible predecir como nos cambiarà la vida, quièn sabe donde estaremos y què haremos manana, cuantos de nuestros suenos se cumpliràn o si nos sentiremos satisfechos de como han salido las cosas. Pero siempre existirà un vìnculo que nos une y nos recuerda lo mejor de nosotros mismos. No està nada mal para empezar.
A Sobhi que tambièn forma parte de nuestro cìrculo, te extranamos hermano.