viernes, 4 de enero de 2008

Jack y Margherita


En realidad, oficialmente se llama Jeremy, pero Sonia y Manuela han decidido que Jack le va mejor. En Nueva York las cosas no es que vayan muy bien y en general en todo el territorio americano. No al menos para alguien con desinhibiciòn y ganas de una verdadera libertad. Jack pinta, Jack ha dejado un barrio en Brooklyn y se ha instalado en un pueblo del Sur de Italia. Ahora como un Hemingway del siglo XXI se bebe màs de 20 cervezas al dìa y sin quererlo disturba la fràgil moral de los pueblerinos. En el tiempo que ha compartido con nosotros se ha encomendado al Blockbuster, ha intentado retratar a las chicas desnudas y hemos hablado de la situaciòn polìtica actual, de todo tipo de drogas y sus efectos en la percepciòn de lo que nos rodea. Se ha perdido en la ciudad alguna tarde y destruido el orden y la armonìa de la estancia de Margherita.
Ella adora escribir, leer y suena con poder sentirse màs cercana a su familia. La diferencia generacional con respecto a sus padres siempre la han alejado en cierta manera. Margherita se siente libre con Jeremy por que al menos a èl le importa muy poco toda la moral conservadora que los obliga a encerrarse lejos de los juicios de valor de los calabreses. Es aire fresco, aire muy necesario. Margherita espera que algun dìa su padre le pregunte "eres felìz?" y cuando ella responda afirmativamente, ellos se queden satisfechos. Por que al fin y al cabo que sentido tiene un marido cristiano, abogado y maduro si no es capaz de hacerte reìr. A veces me habla de escapar a una gran ciudad, una ciudad a la grande donde a nadie le importe lo que haces o dejes de hacer, una ciudad enorme donde ser tu mismo no se critìca ni se juzga, donde no es necesario buscar la aceptaciòn de ninguno. "Nueva York no estarìa nada mal".