miércoles, 16 de enero de 2008

Fugas

Escribir, viajar, descubrir el mundo, descubrirte dentro del mundo. Viajar, escribir, sin sentido, sin motivo. Rebuscar en cada calle un norte y sentarte a ver pasar la vida. Pensar en los mares y ocèanos que te beberìas, que cruzarìas. Caminar sobre tierras àridas, con hombres hablando a tus espaldas, vociferando lenguajes indescifrables, murmurando sobre culturas ajenas. Sentarte junto a una Mezquita a recordar quièn eras antes de partir, acomodarte en otra persona que eres tù, que siempre has sido tù sin saberlo hasta ahora, primer segundo del resto de tu vida. Hacer girar el mundo a voluntad, ver pasar los barcos con orgullo y descifrar los estados de ànimo de la aguas, sentir como el viento empuja los pensamientos y despierta los sentidos. Viajar, escribir, caminar, sonar los pasos, despertar, respirar profundo y tener en la palma de la mano el universo, la fràgil existencia del universo, el orden tembloroso de las estrellas. Nunca habìa imaginado existir, explorar los secretos de la alquimia solamente a travès del instinto.
Cuando poco a poco se completa el cìrculo que traza un sueno parece que el alma se cobija en un rincòn, sonriendo satisfecha. Viajar, escribir, caminar, pensar, pensar, pensar, sentir y sacudir el polvo acumulado de un sedentarismo improvisado. Enrollar los hilos trazados a voluntad durante el camino, meterlos en la mochila, volver la vista atràs y olisquear siguiendo el rastro de un pasado asumido y reconvertido en presente. Metido en un bolsillo, el deseo, vibrando como un mòvil impaciente. El deseo, escribrir, viajar, caminar, pensar, amar, esperar en el banco de un parque con el infinito en la planta de los pies, deseos perdièndose en el humo de un cigarro exhalado por un anciano que observa mi inquietud con melancolìa. En el deseo, la correspondencia es hoy baga, metida dentro de un sobre, se sienten sus latidos bailando sobre la lìnea del tiempo, con sus pequenas incursiones furtivas en el intelecto.
Y la isla, siempre esta isla balanceàndose en el vacìo, con su metròpolis adormentada y diminuta, hecha a trozos de neosurrealismo, pedazos de espacio abandonados, donde se paran los relojes y los movimientos se hacen un poco màs lentos a cada paso.
Viajar y escribir, ùnicas certezas hasta el momento, viajar para seguir sonando, escribir para dar a cada paso un sentido. Planear una fuga cada ano y tras de mì todo los demàs: sentir, amar, desear, pensar, respirar.

Impresiones

Los primeros dìas del ano estàn resultando del todo insustanciales. Parece que poco a poco regreso a mi horario habitual. Estaba a punto de convertirme en un noctàmbulo. Ahora debo recuperar las mananas en lugar de dormirlas y reunir fuerzas para intentar de nuevo conseguir un empleo. De nuevo a recorrer la ciudad como un loco, de nuevo a conservar el ànimo y la esperanza.
Las chicas han regresado al piso y con ellas un poco màs de alegria. Ahora mientras escribo me doy cuenta que con ellas tambièn ha llegado el buen tiempo. Ya no hace tanto frìo y comienza a ser habitual tener unas cuantas horas de sol. Espero ansioso que los dìas se alargen y poder ver como amanece lentamente en el mediterraneo.Ya es todo un espectàculo levantarse cada dìa y ver las aguas del estrecho cambiar de color, ver pasar los barcos, observar como la sombra de las nubes recorrer el mar y de noche, las luces de la ciudad de Reggio tintineando al otro lado.
Saboreo un tè que ha llegado de Alemania, un regalo de cumpleanos muy especial, y barajo todas las posibilidades a mi alcance. Si termina el mes con un sueldo esperarè la llegada del verano. Si no quizà me embarque en direcciòn a Alejandria durante unos dìas, volverè desde Grecia a Sicilia y prepararè mi retorno a Espana. La idea de adentrarme en el corazòn del mediterraneo me atrae muchìsimo, aùn màs experimentar por primera vez como es un paìs musulmàn. Aunque Egipto no sea el mejor ejemplo no està mal para comenzar. Me siento preparado para cualquier opciòn aunque para mì serà duro dejar la isla ya que se ha convertido en mi segundo hogar.
Una nave deja tras de sì una lìnea en el mar, me he terminado el té, y me siento a parte del mundo.Y no es para menos. Nadie sabe cuàn profundo es el estrecho. Hace anos se encontraron dos guerreros esculpidos en bronce en su interior. El ferry que transporta pasajeros a Italia se llama Caronte. Se confirma mi teorìa de que la isla se mueve (unos pocos milìmetros al ano) y para finalizar en Febrero comienza la cuenta atràs para un nuevo terremoto (cada 50 anos un seìsmo destruye la ciudad). Con todo, es paradòjico que me sienta bien aquì. La inconsistencia de este lugar me atrae, este estar a parte del mundo me tranquiliza, me hace pensar que el tiempo se detiene y que las reglas se pueden reinventar.

Caminar en Messina

La verdad es que al principio resulta un autèntico conazo. Pràcticamente los coches en esta ciudad aparcan en los extremos de cada calle porque asì no pagan el parking y es lìcito aparcar sobre la acera en baterìa. El resultado es que los transeùntes deben atravesar la ciudad sorteando cada coche de manera diferente, saliendo a carretera, pasando de lado, haciendo eses. Todo depende de si es un cinquencento, un mercedes o un 4x4. Recuerdo el dìa de mi cumpleanos haber visto un Ferrari Enzo justo en la puerta de casa. Esta vez lo sorteé lentamente y con la boca abierta de par en par. En un mes lo incòmodo pasa a ser un acto inconsciente y parece que hasta te diviertes. Piensas:“Al menos no es tan aburrido como caminar recto por la acera, cada calle es un nuevo reto con sus diferentes obstàculos, un parque de atracciones”.

viernes, 4 de enero de 2008

From the beginning


Recuerdo que en los ùltimos dìas de septiembre de 2007, poco antes de partir, debìa comprar algo de ropa. Habìa pensado comprar otro jersey gris por que el que tenìa era viejo y la cremallera estaba danada. Y ahora que pienso en aquellos dìas debo confesar que todo me parecìa redundante, aquel jersey gris otra vez. Yo nunca compraba un objeto igual a otro, sobretodo con la ropa por que me aburro muy pronto y siempre procuro buscar algo diferente. Siempre me ha gustado cambiar los muebles de lugar, las fotos en los marcos, el orden de la biblioteca o los cd's. En esos dìas se sucedìan las cenas familiares, las noches con amigos, los mismos locales, la misma gente, las mismas conversaciones. Odio la monotonìa pero no me entendais mal, no desprecio las tardes en casa, los domingos en el sofà con una taza de tè o los paseos por la ciudad. Sin embargo, vivir cada dìa sabiendo que en general el siguiente es igual al anterior me hace sentir un poco atrapado.
En Octubre recorrìa Italia en tren, alguno que otro nocturno. Tumbado en la oscuridad a veces me encontraba solo durante horas en un compartimento. Y me sentìa tan bien, es la situaciòn ideal donde sentir el movimiento a travès del mundo, todo el cuerpo se siente transportado y no dirige la vista sino que realmente se siente la inercia, con todo el cuerpo, en cada uno de los movimientos del tren. Pero sobretodo esa incertidumbre que provoca el sentirse en ninguna parte, entre la partida y el destino,en el camino. Viajar se ha descubierto para mì como una droga natural. Es por cosas como estas que lo adoro, quizà porque es en efecto una promesa o quizà por que siento que de alguna forma se crea la ilusiòn de detener el tiempo.
Ayer regresè a la isla, de madrugada mis amigos y yo cogimos el Ferry desde Villa San Giovanni. Desde el barco se veìan las luces de la ciudad de Messina al otro lado del estrecho. Me sentìa en casa.
Habìa pasado las fiestas en San Costantino, un pueblecito de Calabria, donde la familia de mi amigo Leone me habìa acogido.
Aquì algunas fotos.

Welcome to Italy

22 dicembre 2007
Quedan pocos dìas para Navidad y todo se tranquiliza en nuestro apartamento. Los estudiantes han dejado la ciudad para pasar estos dìas con su familias y festejar con los amigos de la infancia el nuevo ano. Hace un frìo horroroso, la temperatura en la isla es un carrusel, en un segundo bajan cinco o seis grados y sientes como la humedad te hiela el cuerpo. Especialmente a nosotros que aùn no tenemos calefacciòn ni agua caliente. La melancolìa siempre nos recuerda que estamos en el corazòn del invierno aùn, en el mediterraneo, con esa imagen de templada calidez que se ve en las postales. Manana cojerè el ferry y dejarè la isla unos dìas para volver a Italia. Debo reconocer que este lugar me ha creado dependencia, me sentirè un poco indefenso fuera de este trozo de tierra que se balancea en el mar.

Jack y Margherita


En realidad, oficialmente se llama Jeremy, pero Sonia y Manuela han decidido que Jack le va mejor. En Nueva York las cosas no es que vayan muy bien y en general en todo el territorio americano. No al menos para alguien con desinhibiciòn y ganas de una verdadera libertad. Jack pinta, Jack ha dejado un barrio en Brooklyn y se ha instalado en un pueblo del Sur de Italia. Ahora como un Hemingway del siglo XXI se bebe màs de 20 cervezas al dìa y sin quererlo disturba la fràgil moral de los pueblerinos. En el tiempo que ha compartido con nosotros se ha encomendado al Blockbuster, ha intentado retratar a las chicas desnudas y hemos hablado de la situaciòn polìtica actual, de todo tipo de drogas y sus efectos en la percepciòn de lo que nos rodea. Se ha perdido en la ciudad alguna tarde y destruido el orden y la armonìa de la estancia de Margherita.
Ella adora escribir, leer y suena con poder sentirse màs cercana a su familia. La diferencia generacional con respecto a sus padres siempre la han alejado en cierta manera. Margherita se siente libre con Jeremy por que al menos a èl le importa muy poco toda la moral conservadora que los obliga a encerrarse lejos de los juicios de valor de los calabreses. Es aire fresco, aire muy necesario. Margherita espera que algun dìa su padre le pregunte "eres felìz?" y cuando ella responda afirmativamente, ellos se queden satisfechos. Por que al fin y al cabo que sentido tiene un marido cristiano, abogado y maduro si no es capaz de hacerte reìr. A veces me habla de escapar a una gran ciudad, una ciudad a la grande donde a nadie le importe lo que haces o dejes de hacer, una ciudad enorme donde ser tu mismo no se critìca ni se juzga, donde no es necesario buscar la aceptaciòn de ninguno. "Nueva York no estarìa nada mal".

Leone



Recuerdo que al poco de llegar al Sur y reencontrarme con mis amigos italianos sentì que de alguna manera vivirìamos el resto de nuestras vidas conectados, que seguirìan adelante nuestros caminos separados pero siempre con un vìnculo espontàneo que se extenderìa en el tiempo.
Me imagino a Bruna en su deseada vida parisina viviendo en un apartamento en torno a un patio comunal, jardìn y gatos callejeros incluidos, escribièndome un e-mail e invitàntodome a pasar unos dìas. Me imagino a Antonio hablàndome por telèfono de su prometida y hacièndome jurar que el pròximo verano acudirè a la boda. Inmediatamente contactarìa con Leone, completamente informado de la noticia del enlace. Estarìamos un rato bromeando sobre la perdiciòn del matrimonio y de como podemos organizar una buena despedida a nuestro desgraciado amigo.
Es imposible predecir como nos cambiarà la vida, quièn sabe donde estaremos y què haremos manana, cuantos de nuestros suenos se cumpliràn o si nos sentiremos satisfechos de como han salido las cosas. Pero siempre existirà un vìnculo que nos une y nos recuerda lo mejor de nosotros mismos. No està nada mal para empezar.
A Sobhi que tambièn forma parte de nuestro cìrculo, te extranamos hermano.

Sonia


Sonia no ha sido siempre Sonia, en algùn momento ha dejado de ser lo que era y se ha convertido en otra persona. Yo solo conozco a la actual asì que no puedo compararlas. Solo sé que esta Sonia dice siempre lo que piensa y sonrìe satisfecha. Cuando le gusta la canciòn que canta Manuela despierta de sus pensamientos y la acompana. Para Sonia la cocina es una cosa seria, incluso el postre asì que no suele sonreir cuando nos prepara la cena. Sonia siempre tiene alguna historia insòlita que contar, su pasado està repleto. Es surrealista a cierto punto pero, como he podido intuir, en Palermo ciertas cosas que pueden resultar insòlitas allì son algo muy normal.

Manuela


“Nos vamos a Marruecos tu y yo? Y luego al desierto, yo siempre he querido ir a Africa”.
Manuela piensa cambiar el mundo y lo piensa en serio, piensa ella solita cambiar las conciencias y arreglar todo lo que està roto. Yo la llamo Madre Teresa y ella sonrìe y se ruboriza un poco. Manuela se averguenza de su aspecto a lo Erika Baduh, demasiado original, aunque en el fondo le gusta sentirse diferente. Manuela tiene el corazòn rojo, comunista y combatiente. Tiene la extrana manìa de experimentar en la cocina con un vaso de vino a un lado y un cigarro en la mano. Cuando es tan felìz y no puede aguantarse dice “Che bello!” y pega un pequeno salto, cuando està enamorada se siente insegura, vulnerable y a un tiempo emocionada y libre. Cuando suena Ragazzo fortunatto baila y canta, piensa en lo bueno que tiene la vida y se convence que todo irà bien. Manuela es una utopìa, intuiciòn, impulso, The Doors y Bob Marley. Manuela nos està preparando la cena y algùn dìa me enviarà una carta desde algùn lugar de Africa.